viernes, 11 de septiembre de 2020

De tertuleadoras, arrache, peludos y cachudos


a las 10:10 todo en calma se escucha el llamado de Bagheera ¡miaaauuuu! 

En abril del 2012 dormitaba tranquilamente Obsidiana una gata muy amada por Nanamiauu. Estaba aquí justo donde estamos casi sin prestar mucha atención a lo cotidiano que ocurre en la calle donde habita mientras le describía a su amiga Nahla el entorno:

“los niños que juegan en la calle, las mamás que los regañan, los que viene a alquilar sillas y mesas, uno que otro que le gusta cantar, como cualquier calle normal. Lo que me parece que no está mucho dentro de la norma –por lo que he escuchado cuando viene alguien de la capital a visitar a mi mamá adoptiva- es que en está calle son ‘tertuliadoras‘ de profesión, ¿eso qué significa?, sencillo que no importa cuál ni cómo, siempre se las ingenian para poder reunirse: hice olla de carne, tengo estas patitas de chancho, ¡uy! cociné este pescado, … ¿yo qué se? lo que se les ocurra las reúne por horas y los temas de conversación son variados y generalmente divertidos, pues se ríen mucho. Incluso en fechas reservadas para la familia –navidad, año nuevo, día de la madre, cumpleaños- siempre hay una buena razón para regresar temprano a casa y: terminar la celebración en la calle del barrio, donde todas aportan delicias gastronómicas y su alegría.

Así que ese día no fue excepción, salvo que la discusión no avanzaba se mantenía alrededor de un punto en el que ninguna estaba dispuesta a ceder, así que me levanté y me acerqué al grupo que estaba alrededor de una planta de arracache, cada una daba su teoría en torno a unos gusanos, tremendos depredadores que se alimentaban de las hojas y flores de la planta y conforme se alimentaban crecían con gran rapidez:

- Son gusanos alimentándose, después se hacen pupa y luego mariposas dijo una,
- No, son gusanos corrientes, no ven que tienen cachos y pelos, dijo la otra
- ¡Ay no!, esas son larvas de mariposas. Se oyó por acuyá
- Insisto en que hay que matarlos. Se escuchó.
- No, no, es mejor darle tiempo al tiempo y si tenemos paciencia podemos ver qué va a salir de esos gusanos. Igual del aracache lo que vamos a consumir es su raíz no sus hojas. Punto y basta.


Así lo hicieron, se le dio tiempo al tiempo. Y aparecieron en escena una pájaros pecho amarillo que descubrieron el suculento banquete que se movía lentamente entre las hojas y tallos del arracache, ya casi comidos. Era normal en esos días ver a la Colocha –así le dicen de cariño a la dueña del arrache- salir a toda prisa gritando: “fuera, fuera largo de aquí“, los pecho amarillo la miraban de reojo, y no se movían, el espectáculo no ofrecía tanto riesgo como para dejar el delicioso manjar. Pero la Colocha que había tomado la decisión de dilucidar el misterio de los gusanos, no iba a dejar que estos igualados no le permitieran darse el gusto de probar su hipótesis ante las que apoyaban la tesis de que eran simples gusanos con cachos y pelos…. Así que con la ligereza del rayo entraba a la casa y regresaba con la escoba; no me crea mucho Nahla, pero como que la escoba le daba una potencia de trueno a su voz y al ondear la escoba, casi podíamos ver su cara pintada para una guerra que no estaba dispuesta a perder; y ahí si… alitas para que te quiero…. Era mejor volar pues la doña estaba dispuesta a garrotear. Aún así y a pesar de las amenazas de la “Super Colocha” esos bandidos lograron diezmar la población de gusanos. Tanto así que un gusano fue rescatado por otra de las vecinas, pues un pecho amarillo asustado lo soltó en pleno vuelo; a este pequeño lo pusieron en una caja con una colcha de algodón, ahí logró desarrollar casi todo el capullo.  Un día cualquier se escuchó: aunque luchó por su vida al final no lo logró.

Esas fueron semanas de obligadas tardes de café, todas reunidas en torno a la planta de arracache, observando los cambios en los lindos gusanitos. Aunque tengo que reconocer que siempre al fondo se escuchaba: ‘lindos gusanitos‘, siguen siendo cachudos y peludos, metidos en una tela de araña.

Todo continuó normal hasta que un día de abril en horas de la mañana las pupas se abrieron y asomaron sus alas unas mariposas, ese fue un gran acontecimiento y mientras secaban sus alas y tomaban fuerza, las tertuleadoras aprovecharon para tomarle las fotos que estoy enviando. Durante unos tres días estuvieron ensimismadas observando como estos insectos dejaban sus pupas para salir al mundo.

-Miren, miren esta está saliendo,
-si si, ¡oh que hermoso!, fabuloso,
-claro como ya eliminamos los gusanos cachudos y peludos pudieron nacer las mariposas.


Y se oían las demás a coro.

-Noooooooo, estas mariposas son los cachudos y peludos.

… Y todo eso sucedió en mi barrio. Yo creo que son más divertidas las culebras, pero igual ví a las tertuleadoras tan concentradas y fuera de su onda que consideré bueno escribir esta carta. Encontré un video que muestra el trabajo de una oruga para que pueda ver todo lo que las tertuleadoras estuvieron viendo en esas semanas; pues en la plantación de su gorda no creo que sea posible ver esto, no me la imagino dejando que los gusanos se alimenten de las lechugas, la mostaza o el pack choi para luego ver las mariposas que pondrán nuevamente huevecillos en la plantación ji ji. Voy a pedirle a mi mamá adoptiva que con los niños de la escuela escriban un reporte técnico de este acontecimiento para que todos aprendamos.  A ver cuando viene por acá y charlamos un poco, se trae a Wiska. Por otra lado ¿qué pasó con Ruperto y sus cuentos persas? Estaban buenísimos. Con cariño Obsidiana miau, miau”

Así es como fuimos comprendiendo la hospitalidad que algunas de las plantas y árboles dan a las futuras mariposas.  Aún hoy algunas vecinas tienen en sus jardines flores para que las mariposas se alimenten.

¡miaauuu! Las fotos quiero ver la fotos. Dije emocionada.
Jinsei las fotos el tiempo las borró, sin embargo, aquí podemos sacar unas para que se haga una idea del ciclo de vida, que puedes apreciar mirando atenta a tu alrededor.











1 comentarios:

Ely dijo...

Buenísima historia. Me gustan tanto las mariposas y cada vez que veo una posada sobre una flor me detengo a contemplarle. Su vida es efímera. Como la nuestra, relativamente para reflexionar. Muy buen dato y saludos a las tertuliadoras. Miuaau

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