a las
10:10 todo en calma se escucha el llamado de Bagheera ¡miaaauuuu!
¡miaaauuu! Jinsei atenta que esta historia se merece
toda la concentración, pues hay un reto en recrear fielmente las imágenes y
sobre todo contagiar el alma.
Aquí vamos: Jill Williams, felizmente casada, con
dos hijos de 5 y 7 años y 4 perros, un día cualquiera frente al ordenador
estaba segura que había encontrado la oportunidad de cumplir el sueño de la
familia: tener un gato; la sociedad protectora de animales de la cual es
miembro estaba solicitando urgentemente hogares temporales para unos
gatos. La verdad es que Doña Jill iba segura, sin embargo, con el alma en
un vilo, llevaba la mente enfocada en la logística de tener al gatito separado
de los canes, y estar atenta a que los pequeños entendieran la importancia de
no dejar que ocurriera una desgracia. Ya en el santuario su mente seguía
en el funcionamiento futuro del hogar, la gran cantidad de gatos que estaban en
adopción ni la desconcentración fue un impedimento para que uno de ellos
maullara incesantemente entre las piernas de D. Jill, incluso cada vez que ella
se arrodillaba para ver algún gatito, este se subía en sus piernas y maullaba
aún más fuerte. Esto fue así hasta que olvidó el futuro, a los demás gatos
y le pareció irrelevante que este gato llamado Dexter, tuviese la piel caída,
la sonrisa torcida pues no tenía dientes y que lo llevaría a casa a convivir
con niños mega-activos de 5 y 7 años cuando Dexter tenía 20 años. Si,
exactamente, Dexter se robó el corazón de D. Jill y luego de eso, ya no hay
vuelta atrás lo que antes parecía un problemón, ahora era solo un detalle a
comentar en una reunión de familia. Ya no existía otro felino para ella,
Dexter había elegido su familia. Ya en casa JJ el niño de 5 años no reparó en
otra asunto que no fuera amar a Dexter, fue amor a primera vista. Igual
fue con su esposo y el otro hijo. Pero tanto amor no era suficiente para
Dexter, parecía no estar del todo presente, pasaba más tiempo de la cuenta
maullando y asomando sus viejas patas por debajo de la puerta, siiiiii, al otro
lado estaban los perros, que aún sin verlo, solo con oírlo maullar quedaron
encantados, en ningún momento se mostraron agresivos o ansiosos. Los días
pasaron y al otro lado de la puerta estaba incansable y fiel Flora una perra de
140 libras que moría de ganas de conocer algo más que las patas del nuevo
integrante de la familia. Un día de tantos Dexter logró sacar la nariz,
Flora la olfateó, Dexter maulló y D. Jill entendió que era tiempo de abrir la
puerta. Lo que paso no se si contarlo, D. Jill dijo: “fue algo muy loco“, todos los perros
dormían con Dexter, él era el rey de la casa. Dexter conoció el amor
de un hogar en sus últimos dos años de vida, al lado de Flora fue inmensamente
feliz, ganó peso, su pelo regresó, no hubo un solo día que se comportara como
un gato entrado en años, no hubo un día que le hiciera un gesto feo o de
desprecio a alguna persona, fue activo y cariñoso, hasta el día que dijo
adiós. “La pérdida de una mascota
nunca es fácil”, aún así darle la oportunidad a un gato sin hogar de vivir
una linda vida como lo hizo Dexter en sus últimos años, es reconfortante y
fortalece a la familia.
|
Dexter |
|
Dexter y Flora |
¡miaaauuuu! Bagheera Bagheera es justo como Negriz y
Grizzi, sin duda las mascotas jóvenes como yo nos robamos el corazón de la
mayoría, aún así vale la pena cambiar los últimos días de los más viejitos;
estoy requetesegura que todos los viejitos son como Dexter, Negriz y Grizzy.
Así que a quienes me honran con su lectura les propongo que en la próxima
reunión familiar consideren seriamente dejarse amar por un rompecorazones de
edad.
¡miaauuu! este blog está abierto para sus aportes,
siempre solicitándoles: respeto por todo ser vivo y moderando el tono de sus
participaciones de manera que sin inhibir el pensar y sentir individual,
ninguna otra se sienta agredida o menospreciada
historia original NahlaMaria